La emoción es una compleja combinación entre lo que percibes, cómo reacciona tu cuerpo y lo que te motiva a actuar. Todo ello produce en las personas un estado psicológico global que puede ser positivo o negativo, de poca o mucha intensidad y de corta o larga duración y que produce una expresión gestual que puede ser identificada por las demás personas…
El bienestar emocional es un concepto difícil de medir. No existe una receta mágica ni un único modo de preservarlo. El bienestar emocional depende de las necesidades de cada momento, de la realidad de cada contexto, de la experiencia vital de cada individuo. Por este motivo, el concepto se define a partir de la propia persona.
El psicólogo clínico es una figura en plena evolución. La psicología clinica ha ido cambiando, creciendo y dividiéndose en especialidades. Por ello, en ocasiones, es complejo diferenciar las (cada vez más) ramas de la psicología. La psicología clínica es una de las especialidades de la psicología y se caracteriza por estar enfocada en la salud mental y el bienestar psicológico de las personas. Actualmente, la psicología clínica es una disciplina científica y profesional que se define como la rama de la psicología que se encarga de realizar la evaluación, la explicación, el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de los trastornos mentales y de la promoción del bienestar psicológico.
A lo largo del día experimentamos un gran número de emociones diferentes, pero muchas veces somos incapaces de identificar aquello que estamos sintiendo. El psicólogo Robert Plutchik defendió que las emociones cambian a lo largo de la evolución del ser humano para adaptarse a su contexto y elaboró un recurso en forma de dibujo que facilita el reconocimiento y comprensión de la complejidad de las emociones.
La función de una emoción variará según la necesidad que amerite el requerimiento del ambiente, es decir, cada emoción prepara al organismo para distintos tipos de respuesta. Pero en general funcionan como mecanismos de supervivencia y adaptación.
La clave para lograr efectividad en el manejo y gestión de las emociones no es negarlas o controlarlas, sino permitir que fluyan, lo cual no quiere decir que si, por ejemplo, estás enojado (a) con tu cónyuge, des rienda suelta a tu enojo y le lastimes, o traspases sus límites y derechos, sino más bien dejar que tu emoción te informe que está pasando contigo, para luego decidir cómo atenderla de la manera más segura y productiva.