El deseo sexual, el rendimiento sexual y la frecuencia de las relaciones sexuales pueden verse disminuidas con el paso de los años como fruto del descenso de una gran cantidad de sustancias en el cuerpo de mujeres y hombres tales como las hormonas sexuales estrógenos y testosterona, respectivamente. Igualmente el deseo sexual se ve mermado por causas psicológicas como problemas de pareja, miedos al compromiso, así como factores estresantes
Hoy día es consenso en la comunidad científica que la eyaculación precoz suele ser el resultado de la relación entre causas psicológicas y biológicas, por ello, el tratamiento debe abordar varios aspectos de la vida individual y de pareja. Dentro de los factores de riesgo que aceleran la aparición de eyaculación precoz se incluyen los problemas de la erección o el estrés emocional.
El deseo sexual es una emoción, un impulso, una fuerza que nos mueve al encuentro íntimo con otras personas. Nos motiva a relacionarnos, a compartir intimidad, a mantener relaciones afectivas y sexuales, a disfrutar y pasarlo bien, a sentir placer, etc.
Junto con la atracción y el enamoramiento, forman lo que se conoce como sentimientos sexuales; sentimientos que constituyen un magnífico patrimonio de la sexualidad humana y que regularán ésta durante toda nuestra vida.
La Psicología Afirmativa en Diversidad Sexual y de Género (DSG) se centra en el apoyo terapéutico a todo el colectivo de personas LGTBIQ+. Ofrece unas herramientas a personas no heterosexuales ni cisgénero para poder hacer frente a diferentes puntos de conflicto que su biografía pueda tener. Su fin es acompañar emocionalmente desde un área de la Psicología para facilitar y/o reducir el estrés, la discriminación o la integración de la propia identidad dentro de la vida de personas LGTBIQ+
Hablamos de problemas de impulsividad o falta de autocontrol cuando la persona se siente incapaz de resistir un impulso que le lleva a realizar una acción que deriva en consecuencias negativas. Desarrollar estrategias efectivas de autocontrol por lo tanto implicaría dotar a la persona de capacidad para ser dueña de sí misma, de poder elegir la actitud y manera de actuar que se quiere adoptar en cada situación.
Las personas con problemas de ira, pueden sentir esta ira en la misma medida que cualquier otra persona, pero en ese momento no cuenta o no logra contactar con los recursos necesarios para gestionarla de un modo que no sea destructivo y/o violento. Eso genera que ante ciertas situaciones puedan darse ataques de ira en los que tanto el paciente como su entorno se ven perjudicados…