Seguir una correcta alimentación o dieta es vital, ya que ésta influye tanto directa como indirectamente en varios aspectos de nuestra salud, incluyendo la salud sexual.
Cuando la comida que ingerimos está carente de vitaminas y minerales, es rica en grasas saturadas (no hay que olvidar que los ácidos grasos reducen el nivel de testosterona en el hombre), o hay un exceso de consumo de sal y deficiencia de antioxidantes, pueden producirse episodios de disfunción sexual.
Si, además de esto, abusamos de comidas precocinadas, de carnes y tenemos hábitos poco saludables como fumar y beber alcohol, nuestra salud cardiovascular se verá afectada y, por tanto, la calidad de los encuentros sexuales.
Nutrición inadecuada y problemas sexuales
Uno de los aspectos más importantes de las relaciones en pareja es que éstas gocen de una buena salud sexual. Cuando se es joven se cumplen una serie de características físicas y hormonales que hacen que la libido se mantenga en unos niveles elevados. Sin embargo, a pesar de la juventud, hay una serie de factores que pueden influir en el descenso de nuestro deseo sexual afectando a la calidad de las relaciones sexuales.
El estrés, la falta de sueño, no realizar ejercicio físico o una mala alimentación afectan en la calidad de tus relaciones sexuales y pueden llegar a provocar disfunción eréctil o eyaculación precoz, entre otras consecuencias.
Recomendaciones nutricionales en tu dieta.
Entre las principales recomendaciones, cabe distinguir.
– Seguir una dieta equilibrada. A poder ser, rica en frutas, verduras y pescado. Consumir, en la medida de lo posible, dos litros y medio de agua al día y reducir el consumo de carnes a una vez por semana.
– Evitar alimentos precocinados. Las grasas saturadas, los fritos, los productos envasados, etc., aportan un exceso de calorías que favorecen la aparición de sobrepeso y obesidad. Además de esto, pueden aparecer problemas cardiovasculares en los que los vasos sanguíneos se ven afectados y, por tanto, la calidad de la erección será menor.
– Evitar los edulcorantes artificiales. Es aconsejable cambiar productos como el azúcar refinado o la sacarina por otros como la miel a la hora de endulzar. Los principales motivos de esto es que, por un lado, los edulcorantes inhiben la formación de serotonina, cuyos niveles están relacionadas con el deseo sexual; mientras que, por otro lado, los niveles altos de glucosa en el organismo provocan daños tanto en los nervios como en el tejido eréctil y los vasos sanguíneos del pene, fomentando, de esta manera, el desarrollo de disfunciones sexuales.
– Seguir hábitos saludables. Realizar ejercicio al menos dos veces por semana y evitar el consumo de tabaco y alcohol. La falta de ejercicio físico puede fomentar la aparición de diabetes, sobrepeso y obesidad, con las consecuentes dificultades sexuales que esto conlleva. En lo que respecta al tabaco, la nicotina afecta a la calidad de la erección, ya que actúa como vasoconstrictora, alterando la circulación de la sangre del pene. Por su parte, el exceso de consumo de alcohol provoca fallos en el correcto funcionamiento del sistema nervioso central, dificultando la erección.