Orgasmo: factores que influyen en el hombre y la mujer.
El orgasmo es el punto álgido de la excitación sexual en ambos sexos. Sin embargo, lo que provoca la excitación sexual en cada persona es muy diferente. Aquí se tienen en cuenta todas las formas de percepción sensorial que suscitan asociaciones eróticas o reacciones sexuales.
El orgasmo, también denominado clímax, describe el punto álgido del placer sexual en el hombre y la mujer. El orgasmo es una sensación física y emocional de varios segundos de duración especialmente placentera que causa una gran satisfacción. El término orgasmo deriva del griego y significa “pasión, culminación del placer sexual”.
El orgasmo está unido a contracciones musculares involuntarias que aparecen especialmente en la zona de los genitales, pero que también pueden darse en otras partes del cuerpo. El orgasmo puede alcanzarse en la relación sexual, la masturbación (onanismo) o con otras actividades sexuales.
El orgasmo es uno de los pocos fenómenos que se producen como resultado de una interacción de varios sistemas fisiológicos y psicológicos
Los factores físicos y psíquicos tienen un efecto conjunto a la hora de alcanzar un orgasmo. Las mujeres y los hombres experimentan y sienten el orgasmo de manera diferente, sin olvidar que también la intensidad del mismo varía según el momento y el tipo de estimulación. La ausencia o dificultad para alcanzar un orgasmo no solo depende de causas fisiológicas, sino también de factores psicológicos.
Orgasmo en la mujer y orgasmo en el varón.
El órgano responsable del orgasmo femenino es el clítoris. La parte visible está situada un par de centímetros por encima de la entrada de la vagina, y su adecuada estimulación conduce al orgasmo. Aún así, este órgano ocupa todo el perineo femenino. Se puede estimular directamente, mediante técnica manual u oral, o indirectamente mediante el coito. Dado que el coito no estimula el clítoris de manera directa, algunas mujeres tienen dificultades para conseguir un orgasmo durante la relación sexual con su pareja masculina. Según un estudio, hasta un tercio de mujeres tienen problemas para conseguir un orgasmo.
Existen otras formas de alcanzar un orgasmo femenino. Muchas mujeres son capaces de conseguir orgasmos mediante la estimulación de los senos, y otras zonas erógenas del cuerpo, incluso a través de sueños y fantasías, sin intervención (o intervención mínima) de los genitales. Después de un orgasmo, muchas mujeres pueden seguir teniendo más orgasmos si la estimulación continúa (multiorgasmo).
En un hombre, el orgasmo se consigue mediante la estimulación del pene por vía manual, oral o mediante el coito. Se manifiesta mediante la eyaculación, que es la expulsión de semen a través del pene. Otra forma de conseguir un orgasmo masculino es mediante la estimulación de la próstata por vía anal. Tras el orgasmo, viene un periodo refractario en el que el hombre no puede conseguir más orgasmos hasta pasado un tiempo (de minutos a horas).
Punto G masculino y feminino
Muchos estudios sobre anatomía femenina establecen la existencia del ‘punto G’ femenino, una zona en el interior de la vagina que provoca un intenso placer. Se sitúa a unos dos centímetros de la entrada, hacia el ‘techo de la vagina’. No obstante, muchas mujeres no se sienten identificadas con la existencia de este punto, y la incapacidad para encontrarlo genera muchas frustraciones tanto en la mujer como en la pareja. En realidad, el llamado ‘punto G’ es una zona de estimulación indirecta del propio clítoris, cuya raíz se extiende alrededor de la zona vulvo-vaginal. La mayoría de las mujeres reconoce alcanzar orgasmos mediante la estimulación clitoridiana más fácilmente que con la estimulación indirecta vaginal. Según una encuesta, el 70% de las mujeres afirma no llegar al orgasmo únicamente mediante la penetración, sin estimular a la vez su clítoris.
El llamado ‘punto G’ masculino se sitúa en el recto, a unos tres centímetros de la entrada. Esta zona se trata de la próstata, que tiene gran cantidad de terminaciones nerviosas, y si se estimula adecuadamente, por penetración o por vía manual, puede provocar una eyaculación y un orgasmo.
Cómo se produce el orgasmo
En el hombre
El orgasmo se desarrolla en dos fases:
Fase de acumulación del esperma en la uretra posterior. Esta fase de carga implica, por contracción de los epidídimos, de los deferentes, de la próstata, de las vesículas seminales y de las glándulas periuretrales una transferencia y una acumulación de los diversos integrantes del esperma hacia la uretra prostática. Durante esta fase, la persona experimenta la sensación de eyaculación inminente, de punto de no retorno en la eyaculación.
Una segunda fase, la visible, es la fase de descarga o de expulsión y representa la eyaculación propiamente dicha. La eyaculación pone en acción la contracción de los músculos estriados que rodean la base del pene, esta musculatura se contrae en intervalos de 0,8 segundos, lo que tiene como efecto el contraer la uretra y expulsar rítmicamente el esperma. Durante la expulsión espasmódica del esperma, el hombre siente la sensación de placer intenso, que constituye el orgasmo propiamente dicho.
La función sexual animal, prácticamente automática, rara vez se inhibe. Por el contrario, en el hombre la respuesta sexual es semiautomática, es decir, un pensamiento negativo durante la erección puede perturbar o abolir la erección.
Es decir, aunque un hombre tuviese un estímulo erótico como caricias sexuales, si en ese momento pensase el temor que le ocasiona no poder mantener la erección y sintiese ansiedad, el automatismo de la erección se frenará y la erección no se producirá.
Después de la eyaculación se produce una fase refractaria donde no es posible un nuevo orgasmo, hasta pasado un tiempo de recuperación.
En la Mujer
Congestión y lubricación vaginal
Esta fase viene determinada por estímulos psíquicos sensoriales y genitales. Esta primera fase de la respuesta femenina es principalmente apreciable por la lubricación, aunque se compone de tres fenómenos más o menos simultáneos:
- La excitación erótica acarrea una especie de expansión vaginal que provoca una “hinchazón” de este canal. La cavidad vaginal resultante es mucho más espaciosa, sobre todo en la zona más profunda. Se produce, además, un mayor flujo de sangre al útero.
- Hay una vasocongestión venosa perivaginal que lubrica las paredes.
- La vasodilatación se extiende a todo el aparato vaginal interno y externo. La lubricación alcanza la entrada de la vagina y llega a los labios.
Por analogía con la erección masculina, se piensa que esta fase de lubricación-congestión depende del sistema parasimpático (una rama del sistema nervioso autónomo). Este proceso es susceptible de sufrir influencias inhibidoras si se produce una activación de la rama del sistema nervioso autónomo. Es decir, ante una situación de ansiedad que la mujer experimente ante la realidad sexual que está viviendo, este proceso de lubricación se detendrá.
Es el punto culminante de la excitación, los músculos perivaginales y perineales se contraen rítmicamente e involuntariamente. Simultáneamente a estas contracciones espasmódicas, la mujer experimenta sensaciones de placer intenso en la vagina que se extienden a toda la pelvis. El útero también muestra contracciones, pero la mujer es menos consciente de ellas. Tras el orgasmo, la estimulación puede continuar para que la mujer siga teniendo más orgasmos (multiorgasmo). En los orgasmos sucesivos, el tipo, la intensidad o la zona de estimulación pueden cambiar, dada la sensibilidad producida por el orgasmo anterior.
¿Cómo se produce un orgasmo?
La cuestión sobre si existen varios tipos de orgasmo ha dado lugar a muchos estudios, a muchas malas interpretaciones y a muchas frustraciones por parte de las mujeres.
Según los estudios, no existen dos tipos de orgasmos, sino que incluso si el orgasmo se produce durante el coito, es la estimulación del clítoris lo que realmente lleva a conseguirlo. El orgasmo femenino viene determinado por un arco medular cuyo centro recibe estímulos sensitivos de toda la región vulvo-vaginal con un predominio de la parte clitoridiana.
El clítoris, el órgano sexual femenino por excelencia
El glande del clítoris está situado donde se unen los labios internos por su parte superior y se esconde bajo un capuchón o prepucio, que es el equivalente al que existe en el pene. La parte visible es del tamaño de un guisante, pero se extiende por todo el periné femenino, y el tejido eréctil es semejante al de una esponja, que se llena de sangre cuando la mujer se excita, lo que hace que se vuelva más grande y se tense. En definitiva, es como la erección de un pene. A medida que se excita y el orgasmo se acerca, el glande gira 180 grados y se retrae. Los labios externos e internos que lo rodean aumentan de tamaño y lo envuelven. Esto sucede para protegerlo de un contacto directo, puesto que se vuelve extremadamente sensible y puede ser molesto si se toca directamente.
Lo que normalmente llamamos clítoris es solo la parte visible, pero además está compuesto por:
- Dos extremidades o raíces de unos 7 cm cada una, que se extienden por la parte frontal de la uretra y a ambos lados de esta y la entrada vaginal.
- Dos bulbos de tejido eréctil que, siguiendo el mismo recorrido, se expanden a cada lado de la uretra y la vagina.
Cuando la mujer se excita, no sólo entra en erección el glande del clítoris, también lo hacen sus raíces y bulbos. Cuanto mayor sea la excitación, más aumentan de tamaño y más posible es que el pene al entrar en la vagina los estimule.
Lo que produce el orgasmo es:
- La estimulación directa del clítoris oral o manual.
- La estimulación indirecta del clítoris mediante:
- La estimulación de las raíces y los bulbos internos del clítoris, que rodean la parte inferior de la vagina.
- La postura coital que facilite la presión o el roce continuo del área púbica de la mujer (se considera la forma más habitual de conseguir un orgasmo de forma indirecta).
- Los movimientos de entrada y salida del pene en la vagina tiran de los labios menores y estos, a su vez, del capuchón que cubre el glande del clítoris (esto sucede más raramente).
Los diferentes estudios demuestran que 7 de cada 10 mujeres tienen un orgasmo tras una estimulación directa del clítoris. La terapeuta e investigadora Helen Kaplan afirma que del 90% de las mujeres que llegan al orgasmo, solo la mitad, o incluso menos, lo alcanzan mediante el coito sin una estimulación del clítoris. El doctor Seymour Fisher concluye que el 65% de las mujeres prefieren la estimulación del clítoris para la consecución del orgasmo. Shere Hite llega a conclusiones similares: más del 70% de las mujeres afirmaba no alcanzar el orgasmo mediante la penetración sin más, es decir, si a la vez no se estimulaba su clítoris.